Analizamos el presente y el futuro de un estadio que ha marcado la memoria colectiva de sus ciudadanos. Un punto icónico en la orografía badajocense que vale la pena detallar.
Llega septiembre, y con él un nuevo calendario futbolístico. Los equipos se preparan para afrontar nuevos retos, y del mismo modo los estadios se embellecen para recibir ríos de gente.
El fútbol vuelve a colocar su contador a cero. En la élite todo es mucho más previsible, con jerarquías muy marcadas, como la de Barça, Madrid y Atlético, principales candidatos al título si vemos los pronósticos. En cambio, en categorías inferiores, como la Segunda B, categoría dónde milita el Badajoz, todo es mucho más efervescente. La ciudad se encuentra cada vez más identificada con el club, y hoy queremos dejar de lado las previsiones de éxito o fracaso en relación a al entidad badajocense para centrarnos en otro elemento indispensable: su estadio; vamos a rendirle nuestro particular homenaje a un feudo que ha sabido adaptarse de manera brillante los nuevos tiempos. El Nuevo Vivero ha afrontado una serie de reformas y mejoras que lo han convertido en un estadio digno de mención, un emplazamiento digno del fútbol del siglo XXI y un templo que invita a soñar esta presente temporada.
Para encontrar los inicios del estadio, nos tenemos que trasladar hasta el año 1998, cuando la Junta de Extremadura decidió jubilar el Estadio Vivero para disponer de un equipamiento de mejores características. Se trataba del segundo campo más antiguo de todo el territorio peninsular, sólo superado por el Molinón. El antiguo Vivero fue demolido al cumplir un siglo. Acogió por ejemplo el primer partido del Sport Club Badajoz, el 13 de mayo de 1909.
El Nuevo Vivero, estadio del año 98, intentó cumplir con todas las exigencias de la FIFA en relación a las instalaciones y al terreno de juego, con una capacidad total de 15.198 espectadores. El 90% del campo se encuentra descubierto, mientras que la zona de tribuna dispone de una cubierta superior, ya que allí se encuentra la sede del club y la mayor parte de los equipamientos destinados a jugadores y prensa.
El campo ha vivido partidos de casi todas las categorías, exceptuando duelos de élite relativos a la Primera División Española. Lo que sí ha vivido son partidos de selecciones internacionales, concretamente dos: un 1999, entre España y Chipre con resultado a favor de 8-0 y en 2006 entre España y Liechtenstein, con victoria también local por 4-0.
Como ya queda lejos el año 1998 -fecha en que se inauguró el estadio- este verano se han finalizado una serie de mejoras y remodelaciones que le han cambiado diametralmente la cara al templo badajocense. De hecho, fue la semana pasada cuando se inauguraron oficialmente las obras realizadas. Uno de los elementos más destacados ha sido el nuevo vestuario, a lo grande. Con la personalización de cada taquilla para los diferentes jugadores del equipo como uno de los detalles más curiosos. El estadio se encuentra preparado para adentrarse en el fútbol de élite, veremos si algún día puede albergar partidos de Primera. De momento la ciudad ya dispone de algunos puntos de venta para adquirir prendas con los colores de la entidad. Llegar a lo más alto sería un reconocimiento merecido por la trayectoria histórica que implica el nombre de Nuevo Vivero.
